Cuando tomas la decisión de cambiar para bien o de alcanzar una meta que es difícil, siempre encontrarás en el camino dificultades que tratarán que te des por vencido.
Lo más importante es empezar a dar pasos para lograrlo y no solamente seguir soñando sin hacer nada ya que así las cosas nunca ocurrirán, debemos arriesgarnos por la fe, a eso le llamamos tener expectativa.
Los discípulos de Jesús experimentaron lo que significa: Lo haremos truene, llueve o relampaguee.
Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:
—Vamos al otro lado del lago.
Entonces dejaron a la gente y llevaron a Jesús en la barca en que ya estaba; y también otras barcas lo acompañaban. En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua. Pero Jesús se había dormido en la parte de atrás, apoyado sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron:
—¡Maestro! ¿No te importa que nos estemos hundiendo?
Marcos 4:35-38
Jesús les dijo, vamos al otro lado y eso debió ser suficiente para que ellos creyeran que así sería, puede levantarse todo en contra, pero sí el maestro está en la barca eso es suficiente.
Eso es lo que no sucede cuando vienen problemas a nuestra vida, olvidamos quien está con nosotros y lo primero que hacemos es buscar en alguien que pensamos nos sacará de ese mal tiempo.
¡Ese temor, duda y desesperación termina hoy!
Jesús se levantó y dio una orden al viento, y dijo al mar:
—¡Silencio! ¡Quédate quieto! El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. Después dijo Jesús a los discípulos:
—¿Por qué están asustados? ¿Todavía no tienen fe?
Marcos 4:39-40
Es impresionante cuando Jesús aparece en escena en nuestra vida para trae paz, pero cuando nuevamente se nos viene el mundo encima olvidamos esa experiencia y el temor se apodera de nosotros. Somos tan rápidos para olvidar lo que Jesús es capaz de hacer.
¡Comienza a dar pasos de fe creyendo que será fiel quien te hizo la promesa!
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