El modelo que la religión y la tradición nos enseño sobre Dios, fue que estaba lejano por causa del pecado y tener acceso con el dependía de muchos pasos y reglas a seguir, pero Jesús nos revelo que llegar al Padre era por medio de ser hijos.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!
Romanos 8:15
Por medio de Jesucristo y su obra redentora en la cruz fuimos reconciliados con Dios pero más poderoso aún es saber que podemos ser hijos.
Uno de los beneficios más grandes de recibir la paternidad de Dios es que su amor va más allá de darnos salvación, ya que juntamente con ella también nos da su herencia.
Como padres somos el reflejo pero también la extensión de lo que él es, nuestros hijos lo conocerán por medio de lo que nosotros les modelemos.
Más interesado en ser proveedor de todo lo material que podamos necesitar, Dios como Padre se provee a si mismo asegurándonos que estará con nosotros todos los días hasta el final.
La mentalidad de que dándoles a nuestros hijos todo lo que nos pidan y que estamos supliendo sus necesidad no tiene ningún sentido si nosotros no estamos con ellos que es lo que realmente es la voluntad de Dios.
Jesús siempre necesito que el Padre estuviera con él, validando y bendiciendo su vida y ministerio.
El Padre es el único que puede cancelar toda soledad, desilusión y falta de amor porque en él se concentra todo lo que podemos necesitar sea material, emocional o espiritual.
"El honrar a un padre es reconocer que queremos que nos vaya bien en la vida, prosperemos y vivamos muchos años bajo bendición".
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