En la palabra de Dios vemos que hay diferentes tipos o niveles de fe, cada uno de nosotros tiene una medida, la cual viene de Él, así que podemos activarla o apagarla.
Esta medida de fe puede cambiar según sea nuestra convicción y lo que nos mueve hacer.
En lo natural caminamos por vista, eso quiere decir que nuestras metas y nuestros proyectos generalmente son alcanzables, por qué las metas que nos trazamos las hacemos según el recurso que tenemos a mano.
Somos muy contables en ese sentido ya que calculamos lo que podemos o no podemos hacer.
La otra cara de la moneda es la fe, donde caminamos por lo que creemos y no por lo que vemos. Aquí es donde el factor común cambia y podemos alcanzar resultados en menos tiempo y con menos recurso que cuando nos dejamos llevar por lo que sí vemos.
La fe es la moneda del cielo y por medio de ella podemos emprender cualquier tipo de sueño, proyecto o meta, cuando tenemos un propósito claro de lo que hacemos y por que lo hacemos debemos estar seguros que Dios ve nuestra fe totalmente rendida y el mismo envía toda clase de provisión a nuestras manos.
Hay momentos donde debemos arriesgarnos y dar pasos de fe con la certeza que si caemos nuestro Padre nos sostendrá y salvará, eso es lo que sucedió con Pedro en medio de una tormenta, Jesús aparece caminando en el mar y cómo de costumbre Pedro toma valor y en medio del temor que rodeaba al resto de discípulos locamente le dice:
Si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.
Mateo 14:28
Jesús lo autoriza y saliendo de la barca camina por fe viendo al maestro, pero por un momento desvió su mirada a lo que le rodeaba, vino duda a su corazón y cayendo, se ahogaba hasta que le grito a Jesús para que lo salvará y lo puso a salvo en la barca porque la tormenta ceso.
Así es como nos sucede con nuestra fe, lo que vemos muchas veces desvía nuestra atención y nos rendimos antes de tiempo.
Pero aun así lo que sobresale en esta historia es un Pedro que le creyó a la voz de Jesús camino sobre el mar y aunque cayó, Jesus le levanto y lo llevo de vuelta con los otros once que solamente fueron espectadores y no protagonistas.
¡Hoy toma la decisión de creer y caminar por fe!
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